Después de varios años de pelearle los derechos a la compañía Sony, por fin Marvel y Disney se salieron con la suya y obtuvieron el derecho (aunque compartido con la propia Sony) para comercializar al súper héroe más codiciado entre la fanaticada del interminable cine de súper héroes. Spider-man. Y mi pregunta es: ¿tanto desmadre para esto?
Spider-man Homecoming es el nuevo remake… reboot… ¡ya ni sé! la nueva versión pues, del hombre arácnido; esta vez está basada en el comic Homecoming cuya trama se desarrolla con un Peter Parker muy joven que aún estudia en la preparatoria y tiene a una tía May inexplicablemente joven y gratuitamente sexy. ¿Y el famoso tío Ben? ni idea, se lo ahorraron, al menos en esta película.
Lo que hay que reconocer es la visión de negocio que tiene Marvel y sobre todo Disney: ¿se han preguntado por qué apostar a un Spider-man más joven? porque el emporio ya está pensando en el cambio generacional; actualmente el MCU (Marvel Cinematic Universe) está plagado de súper héroes adultos, por lo que la entrada de Spider-man (un súper héroe joven en los comics) al universo significaba bajar el rango de edad y llegarle a otro público.
Pero ¿para qué intentar llegarle a los veinteañeros que ya tienes en la bolsa y te consumen cualquier película que les das, cuando puedes apuntar el target a un público todavía más joven que hay que amoldar y enganchar a este mercado? Hay que introducir a una nueva generación a como dé lugar.
De entrada se agradece que Marvel por fin deje sus preludios donde explicaban los orígenes del súper héroe (en el que se llevaban casi la mitad de la película) y salten de inmediato a la acción, a la trama en caliente; pero también era un paso bastante obvio, luego de tener ya 5 películas previas de Spider-man donde se nos contó la famosa picadura de la araña, donde nació todo.
Sin embargo, no me queda duda de que ese origen se lo han guardado para las futuras películas del hombre arácnido (que se dice serán mínimo 2 más en solitario) para dar más sentido a su participación individual, pues Spider-man Homecoming sólo es un pretexto para meterlo en el universo de Marvel en el cine. Y ese es el gran problema de esta película.
Sin clavarme mucho en el mundo de Spider-man, este hombre arácnido de Tom Holland es el más flojo (apenas por encima del terrible emo de Spider-man 3) y no precisamente por Holland, quien me parece un buen casting y da otro tono distinto al personaje Peter Parker, sino por el absurdo tratamiento de personaje que se le hizo en el guión.
El Peter Parker de Spider-man Homecoming está muy contaminado por la imagen de Tony Stark (el Iron Man del MCU) de manera que da la sensación de que los guionistas tuvieron miedo de que esta nueva versión de un Peter Parker puberto no pegara como ellos pensaban, por lo que metieron relleno a un personaje que siempre ha brillado por sí mismo.
Tengo algunas preguntas que me surgieron mientras veía esta película: ¿Desde cuándo el siempre irónico y gracioso Spider-Man necesitó a un patiño que se hiciera el chistoso, para aportar el humor a un producto del arácnido?, ¿por qué el traje de Spidey está hecho a semejanza de la armadura de Iron Man, e incluso tiene los mismos problemas de manejo?, ¿en qué momento se les ocurrió fusilar el concepto de HER (el filme de Spike Jonze) para que Peter Parker hablara con “Karen”?, ¿dónde quedó el famoso sentido arácnido?, ¿por qué la primer incursión de Spider-man en solitario en el MCU la volvieron un eslabón de Avengers?, ¿por qué teniendo a un villano con la personalidad de Michael Keaton, le cambiaron la motivación original (un anciano que roba la juventud de sus víctimas) y lo rebajaron a un ladrón de poca monta? ¿por qué Marvel no puede hacer nada sin Tony Stark? ¿era necesario meter tanto product placement de los Avengers, si de lo que se trataba la película era vendernos a Spiderman en solitario? y sobre todo: ¿por qué no le dieron una película a Spider-man para el solito, como lo merecía?
La explicación más fría y lógica a estas preguntas está en que a Marvel-Disney les urgía meter a Spider-man a su universo lo más rápido posible, a como diera lugar para introducirlo en las próximas películas de los Avengers (que ya en poco tiempo se viene otra) y sacarle jugoso dinero al personaje que tantos años les costó obtener los derechos y que les dejará todavía más ganancias en taquilla, mercancía y lo que se acumule. Eso explica que esta sea una película complaciente con el fan, pero traicionera con el personaje; una apuesta segura para ganarse al público por cualquier medio.
En Spider-Man Homecoming hay más acción, pero menos imaginación y astucia para contarla (la escena del Ferry es una copia de Spider-man 2 y la batalla final en la oscuridad tiene una edición terriblemente engañosa con el ojo); hay un villano decente y respetable por fin en el MCU (el gran Michael Keaton) pero es reducido a un ladrón de poca monta, con un giro de tuerca que también es similar al encuentro de Norman Osborn con Peter Parker en la Spider-man de Raimi; y tenemos a una tía May inexplicablemente sensual (Marisa Tomei) cuyo papel sólo es deleitar la pupila a los geeks que gustan de estas películas, inducidos por los personajes que al menor pretexto, hacen una referencia sexualizada a la tía de Parker. No sé ustedes, pero todo lo anterior me suena a una apuesta segura de una producción express.
Marvel se arriesgó sólo en el esquema, pero jugó a la segura con esta entrega de Spider-man Homecoming, a quien tristemente se le está tratando como uno más del paquete de todos los Avengers que ya conocemos. Usted que lee esto no se va a aburrir si la ve y probablemente salga complacido, pero las películas de súper héroes son como la comida rápida: puede que uno salga satisfecho, pero nunca nos preguntamos de qué, ni cómo está hecho lo que hemos consumido.
El hambre es canija, más cuando se es fan de estas películas. Yo sigo pidiendo que Marvel entregue películas completamente dedicadas a un personaje y ya no muestras de lo que está por venir (que ese es su negocio y nadie parece reclamarlo).
Por suerte, siempre nos quedará Spider-Man 2 de Sam Raimi.