Seguramente has escuchado alguna vez el nombre de una estrella de pop juvenil llamada Harry Styles.
Así es, aquel joven galán que pertenece (o perteneció) a la boy band británica mundialmente famosa de los últimos tiempos.
Misma agrupación que se atrevió a compararse con The Beatles en cuanto a fama mundial y calidad musical, inclusive, declarándose mejor que ellos.
A lo que muchos pensamos: Por supuesto que sí, campeones.
Lo que es real, es que la fórmula One Direction fue brutal durante su estadía en escena. Y el verdadero talento de los chicos guapos que hacen que mi sobrina de 15 años grite eufórica con solo verlos, la verdad estaba en incógnita y perdida ante tanta coreografía y música comercial, que como siempre, generó muchísimos millones de dólares.
Pero la estadía de One Direction llegó a un paro momentáneo hasta hace casi un año, cosa que dio aire a sus integrantes para empezar un nuevo progreso creativo, pero ahora como solistas y cada quien en el género que mejor le acomodara.
El primero en aventurarse, fue Zayn Malik grabando un disco de este nuevo R&B que la está rompiendo en la radio, y que para ser sinceros, no le quedó nada mal. Se los recomiendo por si aún no lo han escuchado, el álbum se llama Mine Of Mind.
Pero ok, continuemos con el que de verdad importa, sin quitarle méritos a Zayn. Y es que, Zayn, cambió de género, optó por el camino en que el R&B es top en estos tiempos. Algo en lo que es difícil no caerle mal a un público que consume los ritmos del momento y que mantiene a ese mismo que de por sí ya lo seguía desde One Direction.
Por eso es que sorprendía a propios y extraños aquellos rumores provenientes en que mencionaban a un Harry Styles más envuelto por referencias a David Bowie, Queen y más bandas de rock británico. Ese era de verdad todo un reto.
El escepticismo era nato en la mayoría, la verdad, un escepticismo que se nubló con la salida de un primer sencillo fenomenal: Sign of the Times, que dejaba en claro que Harry de verdad iba en serio.
Una balada tipo rock ochentero; a pianos, guitarras y batería que explotan en los coros de letras con total sentido, y una voz de Harry Styles en la que pocas veces nos pudimos imaginar que podría llegar a ser en One Direction.
Un gran tema de cómo retomar el rock en balada, como hace tantísimo tiempo no se escuchaba.
Y para confirmar la entera evolución, llegó también Ever Since New York que fue presentada durante un show de Saturday Night Live….y si, fue todo lo que los rumores nos prometían. El segundo sencillo abrió brecha de oportunidad y ansiedad por escuchar la nueva etapa del inglés.
El álbum debut homónimo de Harry Styles, es una marcha y referencia a la música británica en los ochentas, y no solo con baladas rock como Sign of the Times, si no también dentro del Folk como lo encontramos con Ever Since New York, Sweet Creature, Two Ghost o Meet Me In The Hallway.
¿Qué clase de My Morning Jacket es esta canción?; la última mencionada: Meet Me In The Hallway, la que de apertura al material y que da sensación de ser un tema creado por cualquier banda Rock Folk del momento, o mejor aún, que podría ser un tema de los más tranquilos de Led Zeppelin.
Y si, aunque con este comentario me eche encima al fandom de Zeppelin, pero amigos, la luz es clara.
La monotonía que no hay en las canciones es algo que se agradece bastante. Cada track tiene su propia magia con la cual brillar a diferentes escalas.
Así como lo sentimental del Folk predomina, también Harry desea mantener esa juventud, tanto como en su persona, como en sus letras y ritmos que hayamos en Carolina, Only Angel y Kiwi.
En estos tres tracks es como Styles mantiene vigente al joven que es, pero sin perder la temática de actitud rockera que de repente se soltó en desmedida.
El último par de canciones con mención honorífica son para Woman y From the Dining Table, canciones que cierran el álbum; la primera remembrando a artistas como George Michael o Elton John, al ritmo de piano y con acompañamiento de cuerdas; y la segunda, siendo otra oda al Folk con Harry Styles, su guitarra acústica y cantos en tonos menores con líricas espléndidas.
El debut de Harry Styles fue más allá de ser un simple rumor en los que generalmente se convierten en falsas promesas, este debut fue un acierto para la música y para el artista, un adjetivo que muchas veces nos duele etiquetar cuando se la adjudicamos a personas que provienen de las Boy Bands.
De esos proyectos en que los jóvenes son unos completos títeres de la industria de la música que ensombrece el talento de sus participantes para tener que llegar a un público infantil y generar millones de ganancias.
Algo que no está para nada mal, pero que si quieres credibilidad en tu trabajo, tendrás muy poca.
Por eso gracias a un tal Harry Styles por permitirme escucharlo junto a mi sobrina de 15 años que lo adora y que ahora ella me restriega en la cara cuánto lo detestaba en One Direction sin razón alguna y solo por molestarla.
La lección está aprendida: nunca denigres a un chico de Boy Band. Un día te puede dar una grata sorpresa y restregarte en la cara uno de los mejores discos del año.