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Imagina que ya formas parte de la historia del rock nacional y por puro desmadre le llamas a tus cuates para palomear y tocar música por puro gusto. Bueno, así nacieron Los Odio!

A finales de los 90 existía una “banda” llamada Bikini. El grupo era conformado por Paco Huidobro (Fobia), Jay de la Cueva (multiinstrumentista que ya había estado en las filas de Molotov y Fobia; previo a Titán) y Tomás Pérez (La Lupita).

¿El objetivo de Bikini? Echar desmadre. Alimentarse de rock y tocar para nadie más que para ellos mismos.

Pasó el tiempo, nacieron nuevos proyectos como Titán y Moderatto; se separaba y reunía Fobia, Molotov seguía consolidándose al igual que Café Tacuba. Una nueva era del rock nacional comenzaba a nacer. Un boom de bandas salieron de todos los estados y una escena independiente iba en auge.

Fue en esos años, por ahí del 2005-2006, que Paco Huidobro y Jay de la Cueva decidieron retomar a la banda, pero ahora bajo el nombre de Los Odio!

Ahora incorporaron a sus filas a Tito Fuentes de Molotov, Quique Rangel de Café Tacuba y Tomás Pérez continuaba en la batería. Una denominada superbanda había nacido y la gente comenzó a interesarse en su música.

Y es que con una actitud totalmente valemadrista sobre su estilo, las letras e incluso en sus presentaciones, Los Odio! fueron adorados.


Los mexicanos también hacen supegrupos


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De repente en la radio comercial comenzó a sonar Superpompis, una de las primeras canciones originales de la banda. La letra era una parodia a la situación social en ese momento, y principalmente con la influencia de cierta telenovela que mostraba a un grupo de chicas en minifaldas cantando con “rebeldía”.

La honestidad de Los Odio! los catapultó a la fama. A ellos no les importaba si tocaban bien o si les gustaba a los demás. Ellos tocaban para sí mismos, sin estar atados a algún tipo de compromiso con la escena musical.

Salieron más canciones que sonaban también en la radio: El Último y Mi Radio.

Las presentaciones en vivo no se hicieron esperar. Era todo un deleite ver en un mismo escenario, al mismo tiempo a músicos consolidados con sus propias bandas. Ver el talento de una parte de Fobia, Café Tacuba, Molotov y más proyectos vertidos en algo único.

Pasaron los meses, las presentaciones y de repente comenzó a sentirse que faltaba algo más. Era el momento de lanzar un álbum de una banda que no era considerada banda, porque era más un grupo de amigos con el gusto por la música.

En 2009 lanzaron un único álbum homónimo. Los Odio! comenzó a rotar a sus integrantes. De repente no estaba Jay de la Cueva y era sustituido por Randy de Molotov. En sus presentaciones en vivo era igual, de repente alguien tomaba el bajo, tocaba una canción y después se iba a la batería; el guitarrista tomaba el bajo y así para mostrar su talento multi instrumentista.

Para 2010 las presentaciones comenzaron a bajar. El compromiso con sus bandas originales fueron más fuertes. Moderatto, Café Tacuba y Molotov hicieron más música nueva.

Su partida fue totalmente respetable, porque todos sabíamos que Los Odio! era una banda temporal, con fecha de caducidad y la disfrutamos lo más que pudimos.

Afortunadamente nos dejaron un álbum que se llena de nostalgia cada año que pasa y con ello una pequeñísima esperanza de una reunión, de verlos sobre un mismo escenario y disfrutar de su música honesta y sin pretensiones, solo rock and roll.

Aunque hubo un intento de regreso el año pasado (¿o hace algunos meses?) con un sencillo en el que colaboraban con el Muertho de Tijuana, al parecer no lograron concretar el regreso. Seguimos esperando a que regresen a hacer ruido por el mero gusto de hacerlo, larga vida al desaparecido Los Odio.

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