Se terminó nuevamente: la edición 2016 del Hell and Heaven Metal Fest se llevó a cabo el pasado sábado 23 de julio en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Así nos fue a nosotros.
14 horas de rock y metal continuo distribuidas en cinco escenarios a lo largo de una pista de carreras; experiencias inolvidables; momentos auditivos y visuales para el recuerdo; atracciones inusuales. Todo esto y mucho más fue lo que el Hell and Heaven Metal Fest de este año nos dejó tras haber concluido su edición 2016, que tuvo como headliner a Rammstein, una de las bandas más importantes del género, pioneros en el metal industrial y conocidos por ofrecer un espectáculo sin igual. ¿Qué fue lo bueno, lo malo y lo Bizarro del festival?
Lo Bueno
En términos generales, el festival fue bastante bueno.
Comencemos por lo nacional: durante la edición 2014, el New Blood Stage parecía más una carpa de kermesse que un escenario digno de un festival de metal, lo cual hacía que no resultara atractivo para quienes pasaban por ahí. Ahora, cada uno de los escenarios tuvo su tamaño, iluminación y sonido. Aún hubo algunos detalles sobre su colocación dentro del Autódromo, pero nos da gusto ver que el apoyo a las agrupaciones mexicanas continúa.
Otra cosa “buena” fue el sonido, que a pesar de no ser perfecto en cada uno de los escenarios ni durante la presentación de todas las bandas, mejoró considerablemente a comparación de la pasada edición. Vayamos paso a paso, ¿no?
El cierre del festival fue inmejorable. El show visual de Rammstein se combinó con un sonido bastante bueno (sin llegar a ser perfecto), una entrega increíble por parte de los Till, Paul, Richard, “Flake”, Oliver y Christoph, una gran ejecución, un excelente set de canciones que recorrieron toda su historia y, para terminar con broche de oro, un espectáculo de fuegos artificiales que complementó a la perfección el show de la banda alemana.
Ahora, las bandas. Los escenarios Hell y Heaven recibieron una dosis tremenda de metal durante todo el día, una devastación sin parar, con bandas como Dragonforce, Epica y Five Finger Death Punch que tuvieron buenas presentaciones. Sin embargo, las actuaciones de Twisted Sister, Amon Amarth, Ghost y, por supuesto, Rammstein se llevaron las palmas en los escenarios principales, dándole al público mexicano dosis de distintos sub-géneros del metal, así como un rato bastante agradable. Ya fuera en sus espectáculos (especialmente el show visual de Rammstein), su energía sobre el escenario (Dee Snider fue el ejemplo perfecto porque se desvivió una última vez sobre un escenario mexicano, derrochando actitud, energía y diciendo todo lo que él quería), la entrega del público (caso notorio en Ghost, que recibió un apoyo incondicional de sus fans) o por su ejecución en vivo (Amon Amarth rifando en esta categoría), todas las bandas lucieron por distintas características.
Behemoth y Suicidal Tendencies con Dave Lombardo en la batería la rompían en el True Metal y Alternative Stage, respectivamente; mientras que Anima Tempo, Driven, Abolishment of Flesh y Origin devastaban el New Blood Stage. Sorpresas como Bulldozer y Alien Ant Farm hicieron que los fans perdieran la cabeza y nos hicieron disfrutar aún más del festival. Sepultura celebró sus 30 años frente a un lleno casi total en el True Metal Stage; por su parte, Voivod, Ensiferum y A.N.I.M.A.L. nos regalaban presentaciones intensas y memorables. ¿Hubo alguna banda que no cumpliera con las expectativas? Nosotros no vimos a ninguna que decepcionara, pero si a ti no te latió alguna, háznoslo saber en la sección de comentarios en la parte inferior de la nota.
Además, las atracciones del festival complementaron la experiencia musical: juegos mecánicos, monstruos y criaturas angelicales rondando por los terrenos del Autódromo, Food Trucks, zona de peleas de artes marciales mixtas, pabellón de motocicletas, etc. Había algo para cada gusto y quienes querían descansar sus oídos pero no dejar de vivir la experiencia Hell and Heaven pudieron acudir a estos extras que ofreció el festival.
Lo Malo
La organización fue DEPLORABLE. La entrada al Hell and Heaven comenzó muy tarde y las filas para ingresar se habían hecho inmensas para el mediodía, haciendo que los fanáticos se perdieran de algunas de las primeras bandas del festival. Además, habiendo pasado el primer filtro de la entrada, las zonas Preferente y VIP tenían que hacer más filas para poder canjear sus boletos e ingresar a sus respectivas zonas, lo cual hizo aún más lento el acceso.
Lo anterior hizo que las primeras agrupaciones en tocar se quedaran con muy poca gente que los viera. La organización del festival forzó a las bandas a tocar a pesar de que los asistentes aún no ingresaban al Hell and Heaven, lo cual representa una falta de respeto tanto a los aficionados como a las bandas que tuvieron que tocar para, prácticamente, diez personas.
Por parte de la prensa hubo dos grandes fallos: el primero fue dejar entrar tarde a los muchos de los medios, que llevábamos desde las 12 del día (o incluso desde antes) formados para que nos dejaran ingresar. Los primeros lograron entrar dos horas y media tarde, mientras que algunos otros pudieron acceder hasta las seis de la tarde. El segundo error fue que no se nos dejó ingresar ni a la zona preferente ni al pit de fotos, razón por la cual no pudimos conseguir tomas adecuadas de las bandas.
En cuanto al público y a diferencia de la edición pasada, nos tocó presenciar algunas peleas entre los asistentes al Hell and Heaven. Y no hablamos de los típicos mosh pits donde a veces se pueden herir susceptibilidades por los golpes, sino de eventos ajenos a los escenarios y donde incluso tuvo que llegar la seguridad del evento para poner orden.
Por último, para la hora en la que tocó Ghost (o incluso desde antes, pero aquí nos tocó a nosotros) el agua y los refrescos se habían acabado en los puestos del festival, quedando solamente en los Food Trucks que estuvieron junto al True Metal Stage. Está bien que los metaleros tomemos cerveza, pero no todos la toman ni a todos les gusta tomar solamente eso.
Lo Bizarro
Peluches monstruosos, trolls de casi cinco metros de altura, ángeles, doctores dementes, criaturas mitológicas, guerreros nórdicos, fuego sobre los escenarios, mosh pits con gente ahogada de borracha, incluso gente cargando a un hermano metalero con todo y su silla de ruedas…
Todo esto y mucho más forma parte de la experiencia Hell and Heaven, que poco a poco adquiere más fuerza y nos brinda algo que siempre habíamos querido: ver a nuestras bandas favoritas sobre distintos escenarios, al grado de tener que decidir entre ver a una o a otra, así como promover el inmenso talento nacional. Este es uno de los dos (posiblemente tres ya con la aparición del México Metal Fest en Monterrey) festivales de metal de renombre en el país. Nuestra nació cada vez ve con mejores ojos a este género musical, y nosotros recibimos estas bandas con los brazos abiertos. Sin embargo, si se va a pagar un boleto de esos precios, esperamos que la organización sea mucho mejor; los metaleros mexicanos lo merecemos.
Pero una cosa es segura: esta celebración metalera quedará marcada para siempre en nuestra memoria. Gracias, Hell and Heaven, por hacer un enorme evento, darnos una necesaria dosis metalera durante 14 horas, y por hacer muchos de nuestros sueños realidad.