Korn se rinde ante sus fans en el Pepsi Center para festejar los 20 años de su primer disco. Toca éxitos y algunos covers a su estilo.
La noche del 26 de abril, Korn tenía pactada una cita con todos sus fans de hueso colorado, nuevos seguidores, y gustosos del género para recordar canciones como Falling Away For Me, Love and Meth, Here to Stay, además de covers a One y Another Brick in The Wall.
Antes de la ansiada salida, Terror Universal, banda formada por miembros de Ill Niño, Soulfly, Machine Head, y con su nuevo cantante, Plague, trataron de calentar el ambiente para dejar a tono al público asistente.
Hay ocasiones en las que la banda abridora te sorprende, lamentablemente aquella noche no fue su momento. Con algunos tropiezos al inicio, y luego de ajustar la ecualización, con varios intentos, fallidos, para prender a la raza, Plague se limitó a pedir que hicieran un círculo y levantaran las manos. El resultado fue un escueto slam, y algunas manos apuntando al techo.
Podría sonar muy pretencioso, pero a más de uno le llamó la atención el exceso de procesamiento y efectos en la voz del frontman de Terror Universal. Lejos de darle una forma a cada canción como Welcome to Hell, simplemente desilusionaba que no pudiera tener esa fuerza al tomar el micrófono como las voces de antaño que desgarraban las cuerdas vocales. A lo mejor por eso usan máscaras; lo bueno que sólo duró 25 minutos.
Aún faltaba por llegar más gente y tratar de llenar el recinto bajo el WTC. Con calma, plagado de playeras con el logotipo de Korn, algunos con su riguroso traje godinezco, la zona de general se fue nutriendo cada vez más hasta llegar a cubrir 3/4 de ella. Se notaba, eso sí, en cada uno la ansiedad de sacar sus demonios a la espera de los acordes de Blind y Right Now, canciones con las que inició el ritual.
El escenario
Korn no necesita de grandes producciones, ni de mil juegos de luces con vistosas explosiones. Con la experiencia de más de 23 años en los templetes, todo el equipo sabe qué se necesita. Es sabido que el foro no es del todo bueno en acústica, pero los ingenieros de audio hicieron magia en las consolas. Tras unas sencillas pruebas en el microfoneo, el sonido quedó impecable.
Se limitaron a colocar unos algunos tapetes para Jonathan Davis y Brian Welch, y de fondo la bonita batería con doble bombo de Ray Luzier lucía bella bajo una manta con el nombre grandote de Korn. Y abajo, colocaron al muñeco vudú de Issues, recordando así ese álbum de 1999.
Lo sobresaliente
Davis, Welch, Ray, James y Reginald andan arriba de los 45 años de edad, y para la cantidad de giras y presentaciones, juntos como Korn lucen como en sus buenos tiempos. Podría pensarse que ya no es la banda que puntea en el género, o que ya pasaron de moda. Y eso no importa, a final de cuentas la agrupación se dejó apapachar por el público que coreaba cada una de las canciones durante hora y media que duró el concierto.
Donde voltearas a ver se notaba el enamoramiento en cada alarido, en cada power chord. Es obvio, y se nota a leguas, que Korn ama a México. Tanto así que en repetidas intervalos agradeció la presencia al show, diciéndonos a todos que éramos maravillosos.
Al interpretar temas de sus 11 discos, Korn buscó llevar a todos los presentes a un punto donde el mismo dios del merol habita. Ese momento inicio con Shoots and Ladders para seguir con el coro de One de Metallica. Pero no les bastó, ya que luego de Twist, Did my Time, Y’all Want a Single y Faget, siguieron con el cover a Another Brick in The Wall.
Era impresionante como el poder de cada instrumento llegaba hasta los oídos. Cada tom, bombo y platillo cumplió el objetivo. Tan así que Ray Luzier hizo gala de un sencillo solo emocionando al monstruo de mil cabezas que cada vez pedía más.
También hubo gaita y los ánimos se encendieron. Ya rumbo a la recta final dando pie al infaltable encore, la nostalgia apareció con el extracto de Goodbye Cruel World: Goodbye, all you people/ there’s nothing you can say/ to make me change my mind/ goodbye. Hermoso momento.
Si algunos se perdieron el concierto, recomendamos estén atentos para su regreso, porque es una de las bandas que bien vale la pena disfrutar.
Korn esta vivo y en cada show da un toque especial, depositando parte de su esencia. Explosivo, potente, macizo, que si bien esta presentación no supera la del 2002, 2003 y 2004 en el Foro Sol, al final ambas partes salieron ganando, porque todos se entregaron al 100% en una buena noche de concierto.