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Dime que sabes lo que haces pregunta su amiga Abby, a lo que Carol responde con una sonrisa apenas esbozada en su rostro: no lo sé, nunca lo he sabido.

El director Californiano Todd Haynes realiza la adaptación a cine de la novela Carol de Patricia Highsmith, autora quien en los años cincuenta publicara dicho libro bajo el pseudónimo de Claire Morgan, por miedo a represalias debido a la temática lésbica de su obra. Haynes traduce la esencia de la obra a imágenes tan sutiles como poderosas.

Cate Blanchett interpreta magníficamente a Carol, una elegante y sofisticada mujer, recientemente divorciada, atrapada en el idealismo de una vida perfecta, soñando con escapar. Pero, detrás de ese espejismo, se esconde una mujer que se siente atraída por otras mujeres, aparente pasado que todos a su alrededor han querido enterrar, menos ella. Por otra parte, Therese (Rooney Mara) es una joven mujer que se encuentra en plena exploración de la vida, descubriendo quien es.


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Un encuentro casual en una tienda departamental es suficiente para que detone una bomba de sentimientos, dudas y cuestionamientos que derrumbarán las vidas de ambas mujeres, dejando espacio para construir una nueva.

Todd Haynes, en una decisión muy interesante, más que buscar encarnarnos en las protagonistas para sentir su frustración, felicidad o amor, nos pone detrás de la barrera, mostrando a sus personajes femeninos detrás de ventanas, encerradas en espejos y espacios reducidos en los encuadres debido al efecto óptico que brindan los marcos o las habitaciones, como si no las quisiera dejar escapar y ellas soñaran con escapar al mundo exterior, ese que sólo pueden ver desde adentro.

Con colores opacos en tonalidades verdes, las secuencias de Carol se sienten irreales, tanto como la misma realidad que juzga a un ser humano por sus preferencias sexuales. Con estos mismos matices, Carol nos envuelve en secuencias de ensueño, donde, dentro de un auto, Carol conduce a través de un túnel que difumina la imagen y todo al exterior del vehículo, donde lo único perceptible son los rostros de las mujeres felices.

Sin embargo, el amor en Carol conserva cierta ambigüedad en la historia, pues gracias al inexpresivo rostro de Rooney Mara y la falta de pasión en escenas clave de la relación entre ambas mujeres, hace pensar en si el amor de Carol era pasional o maternal hacia Therese, e incluso si en ella no veía la juventud que le fue secuestrada por las normas sociales.

Sea cual sea el enfoque, Carol es un juego de miradas constantes que luchan por encontrarse entre la multitud, la sutileza de un relato sobre el amor y la libertad. Un recordatorio de que, el hombre es el único animal que se encierra en una jaula por voluntad propia.

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