Tenemos ya en nuestras manos Blackstar de David Bowie, que recién salido del horno es una narrativa total a las múltiples facetas que el músico nos ha mostrado a lo largo de los años, le pusimos play y esto fue lo que pasó.
Tendemos a disfrazarnos, según sea la ocasión y/o situación al humano se le hace fácil la idea de ponerse máscaras, trajes y personalidades que son todo menos la real; es un acto tan cotidiano que parece normal a simple vista y, lo peor de todo, parece estar bien. Por suerte todavía tenemos entes que lo realizan con todo el dolo posible y nos abofetean la cara en símbolo de desaprobación. Uno de ellos es el mítico y cumpleañero (por hoy), David Bowie.
Blackstar nace de la idea inicial de un musical Off- Broadway y de una novela que cuenta la historia de un hombre que cayó a la tierra. Lazarus tiene como nombre y es una apuesta a la que Bowie le ha puesto todas sus energías, no obstante le alcanzó para producir un álbum que hace honores realmente a la esencia acostumbrada que tenemos todos de él.
Es un espacio para que vuele la mente, sus melodías extrañas y complejas hacen que uno se deje llevar y le ponga cada grano de atención y sentimiento, normalmente diría que le echaran un ojo, pero en el caso de Blackstar uno debe echarle dos, los oídos y el alma. Se cobijó con un género igual de complicado que él, el jazz y supo juntarse con artistas que entendieron el concepto que traía en la cabeza. El guitarrista Ben Monder, Jason Linder en los teclados y el impresionante saxofonista, que además ha sido nominado al Grammy, Donny McCaslin son los encargados de darle forma a un disco que disfrutarás mucho si eres fan y si no, también podrás apreciar tracks que estarán a la altura de tu repertorio.
Canciones ya lanzadas como Lazarus y Blackstar, largas y sacadas de las entrañas de un musical, hacen un juego perfecto con las consecuentes, digamos que este material es un recordatorio a la raíz, uno puede sentir la esencia psicodélica y extraña que caracterizó a Bowie por los 70´s y que ahora se ha convertido en un estilo muy particular, una atmósfera que cae muy bien y que le canta a lo real. Es un ejercicio bastante honesto de las cosas, las dicotomías y las situaciones de vida.
Canciones como ‘Tis a Pity She Was a Whore, Girls Love Me y mi favorita personal por ser una joya que te atrapa en el instante con un beat en los tambores y un riff excepcional, Sue (Or In a Season Crime), demuestran que Bowie está listo para remover personalidades y disfraces y mostrarnos un poco de la esencia natural. Dollar Days es una balada cruda que juega con niveles y emociones, es un llamado a lo que todos hemos sentido algún momento. Es un grito de ayuda que contiene un diálogo excelente con el sax, sin duda una gran puesta y mejor apuesta.
Blackstar no es para todos, porque David Bowie nunca lo ha sido, basta tener la mente preparada y los prejuicios a un lado para poder apreciar realmente este juego entre melodías salidas de su boca (desgarradas, casi como lamentos al aire) y música que fusiona los principios del género improvisado con la narrativa de una historia de vida.
David Bowie está de regreso y para un amante de la música, eso debe ser motivo para una felicidad extrema.
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