El fenómeno Star Wars no se compara con ningún otro, no existe otro grado tan obscenamente alto de expectación ante un nuevo filme de la saga (incluso de los viejos cuando se re-estrenan) en la cultura Pop contemporánea.
No pasaron ni 2 horas luego de la función de media noche de The Force Awakens para que las redes sociales como Twitter o Facebook se infestaran de molestos spoilers y comenzara la batalla en una galaxia muy, muy lejana (la de las redes sociales que importa menos de lo que creemos) sobre si el tan ansiado episodio VII de la saga Star Wars había cumplido las inmensas expectativas. Pero estas no son discusiones comunes, estas son batallas épicas de insultos, burlas y división de opiniones muy radicales; es decir, una verdadera guerra nerd, de esas que se extrañaban desde hace varios años.
El fenómeno Star Wars no se compara con ningún otro, no existe otro grado tan obscenamente alto de expectación ante un nuevo filme de la saga (incluso de los viejos cuando se re-estrenan) en la cultura Pop contemporánea. Ni super héroes, ni magos, ni juegos del hambre, ni siquiera vampiros enamoradizos han podido generar un fenómeno social como lo ha hecho Star Wars. Las funciones de media noche son todo un suceso aparte y una de las mas bizarras pero divertidas experiencias que he vivido en una premier.
Este episodio VII, que se lleva a cabo 30 años después del Episodio VI El regreso del Jedi no es la continuación de la saga, si no un nuevo comienzo de la misma. Este hecho es uno de los que mas se han criticado de la cinta dirigida por J.J. Abrahams (Star Treck, Super 8) por no dar continuidad a la saga y sentirse mas como un reboot, sin embargo me parece la mejor forma de comenzar una nueva trilogía, presentando a los nuevos personajes y despidiendo con honores a viejos conocidos.
J.J. Abrahams muestra mucha astucia al no meterse en problemas queriendo reinventar un universo más que probado y establecido como el de Star Wars, por lo que toma la polémica decisión de hacer una película para fans, con todos los elementos que el fanático de la saga querría ver en pantalla grande.
Por la parte crítica como película individual, les diré que este es el mayor “pero” que tiene la cinta, puesto a que en su complaciente estructura y sus múltiples homenajes tanto visuales como musicales, la película se siente más una especie de Star Wars: Greatest hits, con los mejores momentos de la saga original para que el fan pudiera aplaudir emocionado en la sala de cine o salir conmovido hasta las lágrimas, lo cual es válido, pero no aporta nada “nuevo” a esta nueva trilogía que intenta revivir la épica franquicia. Ahora, por otra parte, ¿no es esto lo que extrañaron los fans de Star Wars cuando vieron por vez primera aquel horrendo Episodio I: La amenaza fantasma o la aburrida guerra de los clones, o la risible Venganza de los Sith? J.J Abrahams es un nerd de primera y como tal hizo la película que él extrañaba ver.
Es verdad que El Despertar de la Fuerza tiene demasiadas similitudes con el Episodio IV: Una Nueva esperanza, pero hay que recordar que este es un nuevo inicio de una nueva trilogía. ¿Por qué menciono esto? por que a muchos se les parece haber olvidado La Amenaza Fantasma que era igualmente similar. Las tres “primeras partes” de su respectiva trilogía, comparten elementos en su estructura: las tres comienzan en un planeta desierto, en las tres un elegido es rescatado de dicho planeta donde son esclavos, en las tres hay una batalla entre la alianza rebelde y el imperio y en las tres hay una muerte fundamental que alterará por siempre a uno de sus protagonistas. ¿Plagio? ¿falta de ideas? no, simplemente es una fórmula que ha funcionado en ahora 3 generaciones distintas, lo cual no es nada fácil y muy pocos lo han logrado.
Además, no se nos olvide que a pesar del aparente complejo universo de Star Wars, con su infinidad de nombres extraños de personajes, naves, planetas y hasta los dialectos que se hablan en cada uno, Star Wars narrativamente es lo más básico que existe, pues está construida a partir de la estructura creativa de “El camino del héroe”, que digamos es como palitos 1 en cualquier curso de guionismo o escritura creativa. Esta estructura tan básica le ha funcionado a la saga para desarrollar infinidad de personajes, conflictos importantes y relaciones intensas entre sus mismos protagonistas y nuevamente vuelve a funcionar en El Despertar de la fuerza, por increíble que parezca.
Si van a ver este Episodio VII buscando un cambio de juego con respecto a las otras 6 películas seguramente no son fans y probablemente deberían echar un ojo para revisar toda la saga para encontrar los patrones que se repiten por una razón en la búsqueda del Jedi, el por qué ciertos lugares se repiten (un desierto donde se recolecta chatarra y hay esclavos, por ejemplo) y sobre todo darse cuenta de que hablar de Star Wars es hablar de lo básico del cine: pocos diálogos opacados por miradas que expresan más, el montaje cortado por transiciones tan básicas que solo sugieren un cambio de página (sin ningún adorno poético), un score que invade la sala de cine y ambienta cada secuencia no importando cual sea su tono dramático y escenas de acción en donde a la cámara no le importa otra cosa más que llenar el encuadre con la batalla. Sin embargo dentro de estos parámetros, en mi opinión J.J. Abrahams elige mal los planos de la cámara en más de una ocasión, perdiendo fuerza en imágenes que pudieron ser épicas para esta nueva trilogía (como esa última toma aérea que te aleja completamente de la acción, rompiendo cualquier vínculo emotivo).
La verdad es que, a pesar de sus fallas, El Despertar de la Fuerza es un emocionante y emotivo tributo a lo que significa Star Wars en la historia del cine, pero sobre todo y parafraseando al Episodio IV, es una nueva esperanza de que esta trilogía pueda reivindicar lo que el mismo George Lucas se encargó de ridiculizar. Por lo pronto, J.J. Abrahams no sólo quitó a Lucas del mando, si no que sentó la base para que venga lo mejor en los siguientes dos episodios.
Disfrútenla en el cine y que la fuerza esté con ustedes.