El octavo disco de estudio de Lamb of God, titulado Sturm und Drang, llegó el pasado 24 de julio. ¿De verdad vale la pena?
Lamb of God es una de las bandas que agrada a trues y nuevos metaleros por igual, y nadie les ha podido reprochar nada en sus 21 años de carrera (considerando la época en la que se llamaban Burn The Priest).
Disco tras disco, sus fans han sacudido el cráneo al ritmo de cada una de sus canciones: Now You’ve Got Something To Die For, Laid To Rest, Walk With Me In Hell, Redneck, Black Label y Set To Fail, por mencionar algunas, destacan como algunos de los trabajos más reconocidos de la banda estadounidense y se han encargado de consolidar la carrera de la que ahora es considerada como uno de los pilares del metal moderno. Este verano, tras el percance de Randy Blythe con la policía checa y un descanso de un año, su octavo disco de estudio titulado VII: Sturm und Drang, vio la luz. ¿Qué tal está?
La primer canción del álbum producido y mezclado por Josh Wilbur se titula Still Echoes y es un verdadero golpe, un puñetazo compuesto por un estupendo y veloz riff, blast beats a todo lo que da y un poderoso grito para rematar. La canción mantiene una muy buena intensidad, es el Lamb of God clásico directo en tu cara. Y a pesar de que la esencia del disco es prácticamente la misma de siempre, hay algo distinto en este Sturm und Drang.
Podemos encontrar el Lamb of God clásico – muy buenos redobles de Chris Adler en la bateria, riffs contundentes de Mark Morton y Willie Adler acompañados por John Campbell en el bajo y la clásica voz gutural de Randy Blythe – en canciones como Footprints, Still Echoes, Engage the Fear Machine y Anthropoid. Por otro lado, algunos cambios notables los podemos percibir en canciones como 512, Erase This, Embers – que cuenta con una colaboración por parte de Chino Moreno, vocalista de Deftones -, Torches – canción a la que Greg Puciato de The Dillinger Escape Plan le da un tinte más macabro y sombrío – y Overlord, teniendo todas al menos un elemento nuevo que aporta algo interesante al clásico Lamb of God, entregando un producto interesante que nunca pierde su poder, su energía y intención.
Blythe comentó en su momento que el disco no hablaría acerca de estar en prisión, sino de cosas que le afectaron personalmente desde la salida del disco Revolution. Me parece que cumplieron muy bien con ese propósito de no hacer un álbum de cárcel dado que hay mucha ira y sentimientos liberados a través de las 10 canciones de Sturm und Drang. Yendo desde las vivencias del vocalista en la Prisión Pankrác, pasando por la historia de Reinhard Heydrich y otros personajes durante la Segunda Guerra Mundial, hasta tocar temas ambientales y tecnológicos, las letras del octavo álbum de Lamb of God están muy bien escritas y van de acuerdo a lo que la música transmite.
En resumen: DEVASTADOR e interesante.
Lo único que se le podría reprochar a Lamb of God con Sturm und Drang es lo que algunos comentan de bandas como Motörhead: no hay una gran evolución musical y no la ha habido desde hace un muy buen reto. Pero, ¿de verdad nos importa? Posiblemente a algunos sí, aunque seguramente somos más los que creemos que esta banda está consolidada como una de las futuras leyendas del metal, que posiblemente nunca nos entreguen un mal trabajo y que sus canciones jamás nos van a aburrir y/o nos harán dejar de matear.
Conoce un poco de lo que contiene Sturm und Drang escuchando 512, una de las mejores piezas del disco.
A ti, ¿qué te pareció el octavo álbum Sturm und Drang de Lamb of God?