Este sábado 17 de marzo se llevó a cabo la cuarta edición del Festival Marvin 2014 en el circuito Roma-Condesa de la Ciudad de México.
La fiesta comenzó en punto de la 1 de la tarde con los Rebel Cats, poniendo a bailar a los asistentes en el Parque España, entre aplausos y gritos del respetable, los Rebel invitaron a Marcela de Quiero Club a echarse un palomazo con la banda, por cuestiones de tiempo y conflictos de horarios salí corriendo del parque para ver a los muchachos de Apolo en el escenario del Cinespacio 24.
Los oriundos de Chihuahua ya son una de las bandas consentidas del DF, a pesar de que la gente no estaba muy animada al principio, conforme avanzaba su set se llevaron muchos aplausos del público y uno que otro grito por parte de las asistentes, después del rock duro y psicodélico de Apolo, era turno de ver a los flamantes ganadores de Mejor Disco de Surf (?) en los IMAS, los Hawaiian Gremlins.
Los Gremlins juntaron bastante gente y comenzaron su mezcla de sonidos que van desde lo más suave hasta lo más escandaloso, eso sí, siempre aderezado por varias capas de sonidos y guitarras acompañados de una feroz batería en vivo, cortesía de uno de los miembros de Big Big Love, quienes se estarían presentando más adelante en Caradura. Los Hawaiian Gremlins presentaron canciones de sus 2 EPs como Don’t Feed Me After Midnight y Bright Lights.
El sol y el calor comenzaron a pegar y que mejor que acompañarlo con un poco de garage, punk y ahora sí, surf; directitos desde la Palma Linda, los O Tortuga comenzaron su presentación en un Pata Negra lleno en punto de las 4 de la tarde, presentando temas de su EP Palma Linda y varias canciones nuevas que seguramente vendrán en su primer LP, próximo a salir entre septiembre y octubre de este año.
Sudor, brincos y mucha energía fueron la característica de este show; aprovechando la cercanía entre Pata Negra y Caradura, la siguiente parada era Big Big Love.
Estos chicos oriundos del sur de la ciudad tocaron ante un Caradura a reventar, personalmente nunca me había tocado ver tan lleno ese foro, así que fue una grata sorpresa ver como una banda prácticamente nueva (su primer EP salió en 2012) tocó ante un público e
ntregado, que coreaba y aplaudía cada canción.
De regreso en el Cinespacio 24, era turno del trio de garage psicodélico Go!Zilla, los oriundos de Florencia, Italia y conformado por Luca Landi, Fabio Ricciolo y Mattia Biagiotti, no dieron cuartel, gritos, coros rápidos, guitarras sucias y escandalosas, batería veloz y constante fueron lo que nos entregó la banda en la hora de su set, la banda siempre se notó muy emocionada y agradecida de la oportunidad de tocar en México, una de las cosas más chingonas del show fue cuando invitaron al público a subir al escenario a volverse locos con ellos, terminaron todo en el piso en una especie de slam/abrazo colectivo. De lo mejor del Marvin.
En el mismo foro era turno de los favoritos de Coapa, Los Blenders. Con su interesante mezcla de garage, bubblegum pop y surf, la banda presentó sus temas como Meta y Dinero, Surf de Amor, ante un escenario que registró lleno total durante su presentación.
En punto de las 7, era turno de una de las bandas más representativas de la escena del garage en México, Las Pipas de la Paz. Directo desde el Estado de México, Las Pipas pusieron a todos a bailar con su “Basilón” (sic) con su única mezcla de garage, punk y toques psicodélicos y sesenteros con ese característico teclado, presentando canciones de su último EP Jugo Cerebral como Pamela y Coming Change.
Fueron la única banda a la que el público le pidió otra rola, cosa que tristemente no pudieron hacer por la apretada logística del escenario.
Terminado las Pipas, era turno de Danny Brown, el afamado rapero de Detroit y uno de los headliners del Festival; sin embargo al llegar a la Cantina/Salón Covadonga, la desorganización era evidente, a pesar de que los headliners, (siendo el otro Daniel Johnston) tocaban con una hora de diferencia, tan solo poder pasar era toda una aventura, hubo empujones, gritos, rechiflas, incluso me encontré con un amigo que a pesar de que pago su boleto para Daniel Johnston, no lo dejaron pasar al concierto, afortunadamente y tras varias filas y muchos minutos perdidos, logramos pasar para encontrar un escenario casi a reventar; con 15 minutos de retraso, Danny Brown saltó a escena.
Una de las cosas más sorprendentes y que personalmente más gusto me dió, es ver que el hip hop es un género que poco a poco va siendo más aceptado entre el público mexicano, Danny Brown se mostraba muy feliz y a la vez sorprendido por la respuesta del respetable, mucho baile, gente coreando y rapeando, brincos y mucho swag fueron las características de este concierto, que a pesar de tener solo 1 hora de duración, fue de las mejores cosas que pudimos ver; Danny Brown demostró porque es uno de los mejores raperos de la actualidad, su calidad frente al micrófono es innegable, su flow y la manera que maneja sus rimas es admirable. Estoy seguro que regresará a México.
Los últimos dos actos de la noche fueron The Growlers y Silverio, presentándose en la Cantina y el Salón Covadonga respectivamente, los primeros con su mezcla de rock y tintes de garage, el otro con su clásico show a la punk, de te odio, me odias pero todos nos divertimos, hubo mentadas de madre, mucho baile, slam, sudor y hasta un wey vestido de Paquita la del Barrio en el escenario, un típico show de Silverio.